Se trata de dos sensaciones que suelen ser completamente opuestas: dolor y placer, suelen asociarse con lo negativo y positivo, pero lo cierto es que a nivel cerebral están más cerca de lo que crees.
El dolor puede provocar placer para muchas personas y, no sólo desde el punto de vista sexual, sino que también como terapia médica. Hoy, vamos a contarte como estas dos sensaciones tan diferentes tienen mucho en común. Científicamente, la línea que separa dolor y placer es muy pequeña. Ambas sensaciones, primariamente físicas y que son muy intensas, acrivan el mismo circuito cerebral y liberan dopamina. La dopamina, es un químico cerebral que de cierta manera recompensa al cuerpo con una sensación agradable, similar a la de las drogas. En el caso del placer, la dopamina genera esa sensación de relajamiento y bienestar y, cuando hablamos de dolor, llama a disminuir en algo ese sufrimiento. La palabra dolor provoca en la mayoría de las personas una cascada de emociones negativas. Si se asocia a placer, muchos pensaran en conductas sadomasoquistas, pero si alguien asegura que todos los humanos hemos sentido alguna vez placer después de un intenso dolor, muchos lo negaran enérgicamente.
Todo tiene una explicación científica. El punto de partida es que para sentirse bien, primero hay que sentirse mal y esta reacción se debe a que el malestar activa mecanismos cerebrales similares a los de la felicidad y la alegría.
Todo dolor tienes su placer….. hasta en los mejores momentos hay placer con dolor!!
Posted: Julio Enrique Tovar Marquez
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