Se trata de un sufrimiento vinculado a un deseo sexual desenfrenado e insatisfecho, a pesar de la multiplicación de las relaciones, o un consumo compulsivo de soportes pornográficos. No hay que confundirlo con un apetito desarrollado por los placeres carnales. Esta búsqueda insatisfecha es como una dependencia y necesita tratamiento. Por otra parte, ahora se habla de adicción sexual o hipersexualidad, y no de ninfomanía. Cuando un hombre presenta un trastorno parecido se llama satiriasis, este término no es muy conocido porque la mayoría de los estudios enfocados a la cantidad de sexo que debería tener una persona se enfocan en la mujer.
Actualmente estos trastornos no se diagnostican como ninfomanía o satiriasis, sino como hipersexualidad. Por eso los médicos ya no pueden diagnosticar como ninfómana y es mucho más probable que traten si tienes poco deseo sexual. Este comportamiento generalmente suele afectar otros aspectos de la vida e incluso pone en riesgo a las personas que lo padecen, ya que buscan tener todo tipo de relaciones sexuales e incluso en casos extremos se acercan a la prostitución para satisfacer este deseo.
No sólo la integridad de la persona comienza a perderse, sino que además está expuesta a un elevado riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. Es por eso que un trastorno así debe de llevarse a manos de especialistas que pongan en práctica un tratamiento médico y psicológico. Las causas de este trastorno son muy variadas pero generalmente se deben a enfermedades mentales como la esquizofrenia o bipolaridad, o problemas psicológicos por algún acontecimiento traumático del pasado y no existe una edad específica en la que se presente.Una persona cuya vida gira en torno al sexo y es en lo único en lo que puede pensar no es que sea una pervertida, sino que seguramente tiene un problema grave de ninfomanía que necesita atender.
La mejor solución será asistir con un psiquiatra que pueda atender el caso.
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