Las isoflavonas son un poderoso fitoestrógeno, y al cual se le atribuyen cualidades sobre la regulación del balance hormonal en la mujer durante la menopausia, la prevención de la osteoporosis y, dadas sus propiedades antioxidantes, también se le asocia como un fuerte protector en contra del desarrollo de cáncer de mama.
Los fitoestrógenos son compuestos químicos no esteroideos, de origen vegetal, pero con propiedades muy parecidas a los estrógenos, ya que tienen una acción similar y contribuyen al equilibrio hormonal, dadas sus funciones estrogénicas (activan los receptores de estrógeno) y antiestrogénicas (inhiben los receptores de estrógeno).
Además, las isoflavonas tienen un alto contenido de polifenoles, por lo que su ingesta está íntimamente relacionada al retardo del envejecimiento, ya que impide a las toxinas adherirse a las paredes celulares y ayuda a prevenir la aparición de líneas de expresión y otras señales de envejecimiento.
Ahora bien, ¿Qué función desempeñan las isoflavonas durante la menopausia? Existe un período de transición entre el lapso fértil femenino y la menopausia, denominado Climaterio. Es precisamente en esta fase donde se recomienda en mayor medida el reemplazo hormonal a través del consumo de isoflavonas, complementado a su vez por la ingesta de calcio y vitamina D, para contrarrestar los desbalances hormonales característicos de esta etapa.
Durante el Climaterio, se hacen presentes una serie de cambios importantes en el organismo de la mujer, entre los cuales podemos destacar: reducción progresiva del período menstrual y del ciclo ovárico, descenso de los niveles de hormonas, alteraciones de los lípidos sanguíneos, incremento de peso, fatiga, sudor nocturno, tendencia a la descalcificación ósea, los famosos “calorones”, dolores de cabeza, ansiedad y cambios frecuentes de humor.
Durante este período, los niveles naturales de estrógeno decaen considerablemente, y el consumo de isoflavonas puede compensar esta deficiencia, dada sus bondades como disruptores endocrinos, interfiriendo en las funciones naturales de las hormonas, activando los receptores de estrógeno y aliviando los síntomas de la menopausia.
Además, el consumo de isoflavonas evita el bloqueo de absorción del calcio que se provoca cuando desciende el nivel de estrógenos en el plasma sanguíneo, por lo que también contribuyen a mantener una buena salud ósea, ayudando en la prevención de la osteoporosis. El consumo de isoflavonas está igualmente asociado a la mejora del clima sexual en la mujer, ya que neutraliza la tendencia a la sequedad vaginal durante la menopausia.
Pero, ¿Dónde podemos encontrar las Isoflavonas?
La mejor manera de consumir las isoflavonas de forma natural es a través de la soja, ya que ésta proporciona un elevado aporte de las isoflavonas genistein y daidzein, con poderosos efectos compensatorios de los síntomas de la menopausia.
Otra fuente de isoflavonas es el trébol rojo. A diferencia de los frijoles o nueces de la soya, el trébol rojo no se ingiere en su estado natural, pero los fitoestrógenos se extraen y se utilizan como materia prima para la fabricación de suplementos de isoflavonas.